Hablo de ti o del tú o de ésta espera que
desespera y de estos ojos que te ven y te miran aunque no puedan atravesar los
cuatro tabiques de una habitación (la tuya) que nunca pareció tener ventanas.Y me pregunto si alguna vez fue verdad que en algún momento se te escapó y no
te supiste dar cuenta de que te dejaste en el perchero, como yo, colgados los
días, los meses, los años, los sueños…
Puedes poner un tercero a tu puerta de doble
cerrojo y correr la suerte de que ni siquiera intentaré injerir.
Pero me resulta imposible seguir tragando todo lo que quema.